¿Justicia en oferta? Aspirante a la SCJN recurre a Tinder para hacer campaña

En un acto que raya en el absurdo y que pone en tela de juicio la seriedad del proceso judicial en México, Carlos Odriozola, abogado litigante y aspirante a ministro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), decidió promocionar su candidatura a través de la aplicación de citas Tinder.

Bajo el pretexto de las restricciones impuestas a los candidatos judiciales —quienes no pueden recibir apoyo partidista, ni financiamiento público—, Odriozola optó por disfrazar de estrategia creativa lo que en realidad representa una lamentable trivialización de la justicia. Su video, cargado de memes y frases frívolas como “¡Ya recibí un primer match, está guapísima!”, esto evidentemente no solo ridiculiza su propia aspiración, sino que socava la dignidad de una institución que debería ser garante de legalidad, imparcialidad y solemnidad.

Desde el pasado 1 de abril, 3,422 personas compiten por 881 cargos en el Poder Judicial, incluidos 11 espacios en la SCJN. Pero lo que debió ser una oportunidad para demostrar capacidad, experiencia y compromiso con el Estado de Derecho, se ha convertido —en casos como el de Odriozola— en una especie de feria de ocurrencias, donde la popularidad se antepone al perfil técnico y ético.

A muchos podría parecerles simpático. Pero no hay nada divertido en banalizar la justicia. No se trata de ver quién tiene más likes o ingenio en redes sociales, sino de elegir a quienes tendrán en sus manos decisiones que afectan la vida, la libertad y los derechos de millones de personas.

Con acciones como ésta, no solo se ridiculiza la figura del aspirante, sino que se contribuye a erosionar la ya frágil confianza ciudadana en las instituciones. El mensaje que queda es claro: si así empieza la carrera por la justicia, no es difícil imaginar cómo terminará.

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