La caída estrepitosa de los principales índices bursátiles del mundo ha puesto en evidencia el impacto directo que pueden tener las decisiones políticas en la estabilidad económica global. Desde el miércoles pasado, cuando el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció una nueva y radical política arancelaria, los mercados financieros han entrado en un estado de agitación que no se veía desde los momentos más críticos de la pandemia en 2020.
Tan solo en dos días, las empresas del S&P 500 perdieron un valor de cinco billones de dólares en capitalización bursátil, superando el récord negativo registrado en marzo de 2020. Este desplome fue provocado por el anuncio de aranceles a productos chinos, lo que generó una inmediata reacción por parte del gobierno de China, que respondió con un arancel del 34% a los productos estadounidenses. El efecto dominó fue inmediato: los inversionistas huyeron hacia activos considerados seguros, como los bonos del gobierno, mientras que las acciones, especialmente del sector tecnológico, sufrieron fuertes retrocesos. Apple cayó 7.3%, Nvidia 7.4% y Tesla perdió 10.4%, reflejando la dependencia de este sector respecto a componentes asiáticos.
La caída también se replicó en Asia, donde el índice Nikkei de Japón perdió 9%, el Hang Seng de Hong Kong bajó 8.5% y el Shanghai Composite retrocedió más del 6%. Los futuros del Dow Jones y del S&P 500 llegaron a caer hasta un 4.3% el domingo por la tarde, mientras que el Nasdaq-100 descendió 5.4%.
El presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, advirtió que estos nuevos aranceles son “más grandes de lo esperado” y que sus efectos —como una inflación más alta y un crecimiento más lento— podrían ser más severos de lo previsto.
Así, la consecuencia directa de la política arancelaria promovida por Donald Trump, no solo ha sido un repliegue del optimismo en los mercados, sino una sacudida global que confirma cómo las decisiones unilaterales pueden desencadenar una crisis de confianza con efectos económicos masivos. La economía global, interconectada como nunca antes, reacciona con sensibilidad extrema a este tipo de medidas, generando un panorama incierto para inversionistas, empresas y gobiernos.