Hoy, 1 de mayo, fecha que debería ser un baluarte de la unidad y la lucha obrera a través de nuestro Sindicato, presenciamos con profunda indignación una dolorosa traición. El SPAUAZ, que alguna vez se erigió sobre principios sólidos, hoy se ve manchado por la priorización de intereses de grupos y facciones políticas, una deriva que ha silenciado su voz y, lo que es más grave, lo ha entregado a la subordinación de grupos políticos responsables del deterioro de nuestra institución.
La figura de la actual secretaria del SPAUAZ, quien simultáneamente aspira a un cargo en la administración universitaria, encarna esta traición. ¿Cómo se explica su abandono del gremio sindical? ¿Por qué no honró el mandato de su periodo como secretaria? Su alianza con ex rectores, a quienes antes criticó con firmeza, grita su incongruencia. Su cercanía con quienes aún cargan el lastre de escándalos como la «Estafa Maestra», que tanto daño causó a nuestra universidad, es una afrenta. ¿Dónde reside la congruencia en este acto de deslealtad? Hoy, parece marioneta de los mismos grupos políticos que antes denunciaba. ¿Es esto lealtad al sindicato? Hoy se postra ante esa «casta dorada» que antes señaló y criticó. La hoy candidata ha dado la espalda a los principios que deberían guiar a nuestro sindicato. O, ¿acaso ya renunció a la secretaría del SPAUAZ, reconociendo su abandono?
En este día el SPAUAZ debería conmemorar sus logros, la fuerza de las demandas colectivas de los trabajadores universitarios, la visión compartida de una universidad con un proyecto emanado de sus bases. Pero esa identidad se ha perdido. La candidata, en su ambición personal, ha elegido representar los intereses de ex rectores sedientos de poder, abandonando la defensa de los trabajadores sindicalizados en su lucha contra un sistema que los afecta.
Quien debía ser la voz de la resistencia, hoy busca integrarse a ese mismo sistema.
La actual secretaria del SPAUAZ, o ¿deberíamos llamarla ya ex secretaria?, es directamente responsable de este retroceso. Su candidatura abre las puertas a la injerencia de “lideres”, ex patrones que históricamente han vulnerado los derechos del gremio y han sumido a la institución en la corrupción. Es una afrenta imperdonable que se ponga en riesgo la estabilidad de la universidad al convertirse en la vocera de esa «casta dorada» (los ex rectores que tanto criticó). Este 1 de mayo debió ser una celebración de medio siglo de lucha sindical en nuestra universidad, pero en cambio, constatamos una pérdida de influencia y cómo la lucha sindical ha sido vendida por un interés personal, destrozando el espíritu de unidad y solidaridad que define a nuestro sindicato.
Hoy, Día del Trabajo, la libertad sindical en nuestra universidad ha sido pisoteada. Este derecho fundamental, escudo de la organización obrera, se ve pisoteado cuando quien debería defenderlo prioriza su mezquino interés de ascender en la estructura administrativa. La hoy candidata jamás comprendió que las alianzas del sindicato debían construirse con las fuerzas vivas del gremio y no con quienes históricamente lo han perjudicado.
La aún secretaria del SPAUAZ rompe la unidad de nuestro movimiento y entrega la lucha sindical al poder, pactando con fuerzas políticas ajenas a nuestros intereses y diluyendo la voz del sindicato en el coro del patrón. Al desertar de su responsabilidad, vulnera la autonomía del sindicato y lo somete a la manipulación de grupos de control político.
Lejos queda el espíritu combativo del SPAUAZ, hoy convertido en un mero apéndice político de los grupos que detentan el poder. El sindicato, lamentablemente, se ha vuelto una mercancía redituable para quienes financian y sostienen a la actual secretaria, heredera de un control universitario que tanto daño nos ha causado.
En este día de conmemoración de lucha sindical, deberíamos estar hablando de un sindicato digno y respetado, de sus 50 años de existencia, de una organización laboral autónoma. En cambio, lamentamos la entrega del sindicato a los mismos grupos que han asolado a la UAZ, callar ante esta traición sería un acto de complicidad imperdonable.
La posibilidad de discutir los problemas sindicales de la Universidad desde una posición genuina e independiente se desvanece. La actual candidata a rectora ha renunciado a ser una representante digna de nuestro gremio, deslumbrada por las promesas de los ex patrones y “lideres”. La universidad repudia estas maniobras y dificulta cualquier diálogo con una candidatura que responde a oscuros intereses que buscan perpetuar su dominio.
Basta ya de los artífices de esta traición, basta del radicalismo hipócrita y de los intereses de partidos ajenos a nuestra comunidad. Hoy, la candidata reproduce el autoritarismo de los líderes charros y de los políticos más reaccionarios.
¡Larga vida a la verdadera lucha sindical, la que no se vende ni se doblega! ¡Larga vida al SPAUAZ!