Es fundamental reflexionar sobre el papel y la designación de los jueces en un sistema democrático. Si bien la participación ciudadana es vital en los poderes legislativo y ejecutivo, someter al poder judicial a procesos democráticos directos podría ser contraproducente. La función primordial de los jueces no es representar mayorías o minorías partidarias ni basarse en el consenso electoral, sino dedicarse a la averiguación de la verdad y a la protección de los derechos fundamentales, actuando con independencia e imparcialidad.
La historia nos advierte sobre los peligros de concentrar el control del sistema judicial en una sola facción. Cuando esto sucede, la independencia judicial se erosiona, las decisiones se sesgan, el estado de derecho se debilita y los derechos humanos quedan vulnerables. Además, se facilita la corrupción y la impunidad, lo que a su vez genera inestabilidad política y social.
Por ello, en el contexto de la reforma judicial venidera, resulta crucial que los mecanismos de selección de nuevos jueces prioricen su integridad, su capacidad técnica y su firmeza para resistir cualquier forma de corrupción o sometimiento a quienes ejerzan el poder desde las altas esferas. Los futuros jueces deben ser individuos comprometidos con la aplicación imparcial de la ley, guiados únicamente por la Constitución y las leyes.
Para el futuro de nuestro sistema de justicia, es imperativo que quienes participen en este proceso lo hagan bajo la premisa de una vigilancia constante y una defensa inquebrantable de la independencia judicial. Solo así podremos preservar la integridad de nuestras instituciones y asegurar un futuro donde la ley se aplique de manera equitativa para todos los ciudadanos.
La designación de jueces que no estén «a modo» de intereses particulares es un paso esencial para fortalecer la justicia y salvaguardar los derechos de toda la sociedad mexicana.
El tiempo actuará como un juez imparcial, revelando las consecuencias a largo plazo de las decisiones que se tomen hoy. Veremos si los nuevos mecanismos de selección realmente producen jueces más íntegros e independientes. Observaremos si la reforma fortalece o debilita la confianza pública en el sistema judicial. El impacto real sobre la vida de los ciudadanos, la aplicación de la ley y la salud de nuestra democracia se hará evidente con el tiempo.