El proteccionismo de Trump: un catalizador de nuevas alianzas globales

El mundo entero está pendiente del anuncio que hoy hará desde la Casa Blanca el presidente de Estados Unidos sobre los llamados “aranceles recíprocos” que impondrá a muchas de las importaciones que ingresan a su país provenientes de todo el planeta. Lo que para Donald Trump es “un día histórico” y simboliza la “liberación” de su país del supuesto «abusivo» intercambio comercial que sostiene con otras naciones, para el resto de los países, esto se observa como “un día negro” y lleno de “incertidumbre”, toda vez que no se sabe a ciencia cierta cuáles serán las nuevas reglas del comercio internacional y si la era del “libre comercio” terminará para dar paso a guerras comerciales entre la superpotencia norteamericana y el resto del mundo.

Un efecto de la delirante e imprevisible política comercial de Trump, es justamente haber logrado cosas que parecían imposibles. Por ejemplo, que tres de los tigres asiáticos más grandes y competitivos se junten para conformar un bloque que hasta hace unas semanas parecía impensable: China, Japón y Corea del Sur han iniciado pláticas con miras a construir un bloque comercial para enfrentar las amenazas arancelarias estadunidenses y competir juntos en un escenario de comercio internacional que empieza a fragmentarse y a volverse más hostil y competitivo.

De esta manera, mientras Donald Trump contribuye a la unificación de las tres potencias orientales y fortalece el bloque europeo en su contra, también fractura el bloque comercial de Norteamérica, uno de los más importantes del mundo. Sus constantes agresiones, como la imposición de aranceles automotrices y a productos de acero y aluminio, debilitan el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá, pone en riesgo las grandes cadenas de producción que actualmente operan de manera integrada en el norte del continente.

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